Este maravilloso ático de 180m2 busca la idea de un piso diáfano donde la luz juega un papel protagonista. La idea es reducir los pasillos a la mínima expresión. Las puertas de suelo a techo, con tiradores embutidos ofrecen continuidad en los paramentos verticales. Las gamas oscuras de los nuevos pavimentos de roble, teñido en wengué, en contraste con el blanco de paredes y techos, con una única concesión: el granate intenso que viste una de las paredes del salón y la del cabecero en el dormitorio que marcan el carácter de la intervención. El dormitorio principal en forma de suite cuenta con un singular vestidor con un núcleo central donde se desarrollan las piezas del baño.
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